lunes, 8 de marzo de 2010

La momificación en el antiguo Egipto

Los antiguos egipcios creían en la vida después de la muerte, y por tanto que el alma de los difuntos viajaba al más allá. Así que cuando alguien moría su cuerpo se conservaba por medio de la momificación. La momificación era un proceso largo y costoso. Tardaba 70 días en realizarse.

El proceso comenzaba dos o tres días después de la muerte. El cuerpo en cuestión se trasladaba a los embalsamadores que trabajaban a orillas del Nilo debido a la cantidad de agua necesaria en el proceso. El cuerpo era colocado sobre una mesa de piedra, madera e incluso de alabastro cuyas patas tenían forma de un león. Había también una serie de mesas complementarias para poder colocar los órganos del difunto. Se lavaba el cuerpo del difunto y se extraía el cerebro, generalmente mediante un gancho. Tras esto se hacía un corte y se extraían los órganos internos (estómago, intestino, pulmones e hígado). Dichos órganos se envolvían en un paño de lino y se depositaban cuidadosamente en cuatro recipientes denominados vasos canopos que se suponían bajo la protección de los dioses denominados “hijos de Horus”. El corazón no era jamás retirado debido a que consideraban que allí residían los sentimientos, la conciencia y la vida.

Tras retirar los órganos anteriormente citados se dejaba el cuerpo en un preparado de natrón que desecaba el cuerpo y permanecía en él durante 35-40 días de tal manera que el cuerpo ya no se descomponía porque estaba deshidratado. Acto seguido se rellenaba con limo procedente del Nilo y especias y se cosía. Se lavaba el cuerpo con agua del Nilo y se ungía con bálsamos aromáticos. Ahora ya se podía vestir al difunto.

Una vez concluido este proceso se envolvía el cuerpo con vendas de lino impregnadas en resina siguiendo un estricto ritual. Mientras este proceso tenía lugar un sacerdote con una máscara de Anubis recitaba unas fórmulas para realizar el encantamiento:

“Te ponemos el perfume del Este, para hacer perfecto tu olor y poder seguir el olfato de Dios""Te traemos los líquidos que vienen de Ra, para hacer perfecto tu olor en la Sala del Juicio Final"

Se comenzaba por el vendaje de los dedos después las extremidades y por último el resto del cuerpo. Los brazos podían colocarse en dos posiciones: a lo largo del cuerpo, estirados o cruzados en el pecho en posición “osiriaca”. Lo último en vendarse era la cabeza. Entre las vendas se introducían amuletos y tiras de lino que recogían textos del “Libro de los muertos”. Sobre el pecho se colocaba un escarabajo alado y las imágenes de los dioses protectores de los órganos internos. La cabeza se cubría con una máscara o de madera (gente normal) o hasta de oro (momias de la realeza).

Por último se introducía la momia en uno o más sarcófagos encajados unos con otros y ya se entregaba a la familia para el comienzo de los ritos funerarios.

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